Entre faros y sombras

¿Destrozos?

Sin duda el Día Internacional de la Mujer, año con año, va tomando un sentido más realista, atrás están quedando la felicitaciones, las rosas, “el júbilo” que algunos veían en la fecha, que de celebración, no tiene nada, se está entendiendo lo que representa; un homenaje a la lucha de miles de mujeres que a través de los años han buscado la igualdad y respeto a sus derechos.

Lucha que no termina, que para muchas personas a penas inicia, porque claro, parte de este entendimiento nos lo trae la realidad de vivir en un México feminicida, y entendamos este término como algo que no es nuevo, si no la acumulación de años y años en los que culturalmente y socialmente el papel de la mujer, se ha relegado a ser ama de casa, (que aclaro, no es malo), a la que debe caminar atrás del marido, a la que calladita se ve más bonita, a esa figura que culturalmente hablando, el machismo mexicano ha sometido por años.

De pequeños grupos que iniciaron con las marchas por las calles de Pachuca, y que en un principio eran hasta “mal vistas” y criticadas por la sociedad se convirtieron en mareas jacarandas que a un solo grito, exigen equidad, seguridad, vivir sin miedo, vivir libres en un país “que es libre”.

Cabe aclarar que lo que sucedió este 8 de marzo, marca y deja un precedente, al menos mis ojos nunca habían visto tantos puños levantados en la Plaza Juárez, tantas niñas, sí, niñas marchando y reclamando por tener un mundo mejor, tantas mujeres, madres y abuelas, pidiéndole a las jóvenes que griten lo que ellas tuvieron que callar y que decir de la Ciudad de México donde más de 75 mil, llenaron el zócalo pidiendo justicia y dignidad.

Lo cierto, es que para llegar a este punto, muchos años han pasado, mujeres valientes dieron inicio con esto, mujeres valientes por primera vez abrieron la boca para denunciar abusos, abusos de los que ni siquiera estaban conscientes, pero habló una, y despertó a otra, y a otra, y a otra, y esa otra despertó a otra y ahora ese despertar de conciencias no se detiene, no lo digo como una victoria porque falta mucho por hacer, falta mucha justicia, falta mucha empatía, simplemente falta mucho por lograr un país seguro que supere las injusticias culturales y que empodere a sus mujeres desde la cuna, pero esto no se detendrá.

Ya México, no tendrá la comodidad del silencio de sus mujeres, ya no.

Se preguntará, estimada audiencia, porque le pongo el tema en la mesa, si el 8 de marzo es una fecha del pasado, hoy ya es viernes y deberíamos estar hablando de otras cuestiones, y la respuesta es simple, el despertar de conciencias no puede reducirse a una sola fecha, es más, me atrevería a decir, que cada día, debería ser 8 de marzo, cada día los gobiernos, deberían preocuparse por generar políticas públicas incluyentes y no elefantes blancos que solo cumplan con las fechas.

Después de la marcha, no viene la calma, viene la reflexión para algunas, para algunos, pero también vienen las críticas, los señalamientos, las burlas, los reclamos, que por qué si se hizo tráfico, si un vidrio se rompió, una pared o monumento se pintó, que porque si “hubo destrozos”.

Yo era de las que solía pensar hace muchos años, que las que marchaban, pintaban y gritaban, “no me representaban” o que “esas no eran las formas”, me bastó con escuchar el testimonio de una madre a la que le entregaron a su hija de 17 años en una bolsa, para entender que no hay vidrio, pared o monumento que sea más importante que una vida, que si voto, es porque mujeres valientes, alzaron la voz y lo exigieron con manifestaciones, revuelcas y exigencias.

Hablemos de destrozos, ¿Destrozos? Destrozada quedó la familia de Nicole Santos Palafox, desaparecida y asesinada en Tizayuca en 2021 o la de Mariana Zavala, víctima de feminicidio en Tlahuelilpan en 2020 o los hijos de Benita Martínez Martínez, quien salió a dejarle el lunch al yerno en Huazalingo para ya no regresar o el de Karla Rocío Reséndiz, de 23 años de edad, quien fue asesinada por su esposo en un local de tatuajes en pleno Centro Histórico de Tula, son tantos y tantos nombres.

¿Destrozos? Destrozados los hijos que quedaron huérfanos y deben enterrar a su madre. Destrozada la cara de aquellas mujeres que son quemadas por su novio, su esposo machista y misógino.

¿Destrozos? Destrozadas la dignidad por la normalización de la violencia hacia la mujer en nuestro país, sabiendo que cada día, desaparecen cuatro, tan solo en 2021, 3 mil 462 fueron asesinadas.

¿Destrozos? Las paredes se limpian, los vidrios de reponen, los monumentos se reparan, la vida no, esa no tiene repuesto, ni arreglo, una vez arrebatada ya no hay vuelta atrás.

La intención de estas líneas es generar conciencia, no le pido que de la noche a la mañana, estimada audiencia, cambie su percepción, le pido que abra su mente para que la realidad llegue y entendamos que mejorando como sociedad, que siendo más empáticos, más solidarios, más conscientes, vamos a hacer que México despierte.

Y lograr, cómo dice la canción de la talentosa Viviana Quintana, que caiga con fuerza, el feminicida.

¿No le gustaría vivir en un mundo mejor, para usted, para su hija, su hermana, su nieta, su familia? Yo le platico lo que veo entre faros y sombras, la última opinión la tiene usted estimada audiencia.

Rate this item
(0 votes)
Last modified on Sábado, 12 Marzo 2022 06:44