Rumores

Con insistencia se habla de la posibilidad de que el gobernador de Hidalgo Omar Fayad, abandonará las filas de su partido, el PRI, para fortalecer la sucesión en el 2022.

Columnas de opinión, análisis y generalmente rumores van en aumento con el tema que, idea original o no, es fortalecido por la corriente interna del tricolor encabezada por la secretaria general del CEN Carolina Viggiano, quien, además, empuja su candidatura hacia la gubernatura del estado con el principal argumento de la equidad de género.

Los insistentes comentarios sobre el tema se basan en la excelente relación del mandatario hidalguense y el presidente Andrés Manuel López Obrador y recientemente, un excandidato a diputado federal "confidencialmente" le dijo a varios reporteros, por separado, que su amigo el gobernador está muy cerca del momento en que tendrá que tomar la decisión más difícil de su carrera política.

Pero ¿Acaso no fue Omar Fayad quien aplicó desde el inicio de su mandato medidas de austeridad y cambios profundos en la administración pública, mismos que sacudieron hasta sus entrañas el statu quo priista en Hidalgo, con la consiguiente molestia de las clases políticas privilegiadas durante generaciones?

Fue Fayad Meneses quien rompió todas las reglas no escritas de privilegios y concesiones a las corrientes internas del tricolor; por cierto, un partido político que estatutariamente se define de centro-izquierda. Fayad es el primer gobernador en la historia de Hidalgo en perseguir y encarcelar a malos funcionarios de la administración inmediata anterior. ¿No es esta clase de cosas las que la 4T propone?

Luego de la elección del 6 de junio pasado, los rumores entre las filas del priismo dicen que el gobernador "no metió las manos" y de ahí los malos resultados. Pero si revisamos los números fríamente, el PRI obtuvo excelentes resultados tanto a nivel federal como local, quizás el desencanto proviene de la expectativa que generó el proceso, pero, los resultados fueron más que positivos para una elección intermedia.

En la secretaría de políticas públicas del gobierno del estado, recientemente, se hizo un estudio sobre el posicionamiento del gobernador Omar Fayad; hacia la población la imagen del mandatario es muy bien calificada, la población percibe a un mandatario cercano y trabajador. El mismo estudio fue aplicado a empleados de las estructuras públicas hidalguenses, ahí es evidente que no hay felicidad ni aceptación de los burócratas hacia su gobernador. ¿Por qué no? Porque no hay aumentos, ni fiestas, ni regalos, ni tráfico de plazas y otros beneficios a los que estaban acostumbrados por décadas.

¿A quién le conviene que se extienda la versión de una traición de parte de Omar Fayad? A quienes desean que las cosas vuelvan a ser como eran antes, los que buscan privilegiar a grupos que ya no aportan nada positivo a la sociedad moderna.

En todo caso, la próxima elección en Hidalgo, la de la sucesión gubernamental no depende de la filiación política del actual gobernador. Depende de una sociedad participativa, informada, consciente y responsable que pueda ver en los aspirantes una posibilidad de desarrollo, igualdad de oportunidades y honestidad. Veremos quién puede ofrecer esos valores.

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