Cada vez es más evidente que hay tres secretarios del gabinete del gobernador Julio Menchaca que recibieron su autorización para “moverse” y posicionarse ante la opinión pública, con miras a el futuro electoral de Hidalgo.

Cada uno a su estilo, desarrollan estrategias para promocionarse entre la ciudadanía, pero hasta ahora poco se sabe del trabajo político que deben hacer con los grupos al interior de morena y sus partidos aliados o con los líderes sociales ubicados en todas las regiones de la entidad.

En ambiente político en Hidalgo está muy adelantado; el Partido Nueva Alianza regresó al control del magisterio después de una corta pero intensa batalla interna que hizo a un lado al ex dirigente sindical Sinuhé Ramírez y sus planes de expansión a través de las regidurías.

El Partido Verde también sufrió modificaciones luego de la trágica, pero coyuntural muerte del alcalde de Pisaflores. El asesinato del presidente municipal y el procedimiento legal para nombrar sucesor, abrió paso a un mate al pastor aplicado por los operadores de la oficialidad a un muy inocente Avelino Tovar, hoy ex presidente del PVEMH.

Otro hecho que confirma la velocidad con la que avanzan los tiempos político-electorales en Hidalgo, son las constantes declaraciones del ex dirigente estatal del PRI José Antonio Rojo, quien puso en pausa su militancia tricolor (lo que sea que signifique eso).

Las especulaciones sobre el destino partidista del Cachorro de la Revolución van y vienen, con y sin sentido; lo que está confirmado es que- fiel a la tradición priista-, pidió permiso al jefe político del estado, antes de hacer declaraciones públicas.   

Entre las novedades locales, se habla que la secretaría de Salud en Hidalgo Vanesa Escalante Arroyo, sería una opción más de Morena, con miras a la renovación de la gubernatura en el 2028. Los rumores al respecto destacan que la funcionaría tienen todo el apoyo de los grupos económicos prominentes de la entidad.

En estricto sentido político, todos estos movimientos y presencias, fueron autorizados, dirigidos y supervisados por el jefe político del estado, pero sino fuera ese el caso, su fracaso está garantizado.